La Hormiga y El Elefante
Hace mucho tiempo en una región remota yacía una hormiga obrera, trabajadora como ninguna, la cual esperaba con ansias cada mañana para salir a trabajar. Cerca del lugar donde yacía la hormiga se encontraba un elefante gordo y haragán que solo le gustaba echarse todo el día a dormir.
Un día el elefante se despertó con mucha pero mucha hambre, pero debido a su holgazanería no tenía alimento del cual comer, y como era tan perezoso no hizo esfuerzo alguno para conseguir comida sino que se sentó en el suelo a llorar y llorar porque tenía demasiada hambre.
La hormiga que trabaja cerca de allí escucho aquel llanto insufrible y fue a ver que pasaba, al encontrarse aquel animal tan grande se asustó, pero al verlo llorar comprendió que su tamaño no era razón para temer. Así que decidió acercarse a él y le pregunto - ¿amiguito de tamaño descomunal por qué lloras? el elefante no sabia de dónde provenía aquella vocecilla, miraba desconcertado por todos lados, cuando se fijo detenidamente, allí estaba aquella pequeña hormiguita encima de un tronco; así que este le respondió - Tengo mucha hambre y no hay comida por ninguna parte de la cual me pueda alimentar. La hormiguita le contesto con una nueva pregunta ¿acaso no sabes trabajar? y el elefante respondió - Nunca he trabajado en mi vida y no sé como hacerlo. La hormiguita sonrió y le respondió - No te preocupes amigo de descomunal tamaño yo te enseñaré a trabajar y así podrás comer.
Después de una larga jornada aquella hormiguita obrera hizo de aquel elefante holgazán un elefante trabajador, y de esta manera el elefante jamás volvió a sufrir y a llorar a causa del hambre, ya que aprendió el esfuerzo del trabajo y de los frutos que este da.
Después de aquel día la hormiga y el elefante no se volvieron a encontrar, pero cada uno de ellos se llevó un aprendizaje eterno en su corazón, "nunca se es demasiado grande para aprender y nunca se es demasiado pequeño para enseñar", así como "los frutos del esfuerzo y del trabajo siempre nos llenarán de satisfacción".
Fin
Autora: Ami Mojo
Hace mucho tiempo, en un lejano bosque se encontraba un osezno muy goloso. Este osezno se llamaba Caramelo y al igual que su nombre solo le gustaban las golosinas, aunque mamá osa le decía todo el tiempo que no comiera tantos dulces, Caramelo nunca obedecía y solo comía cosas muy azucaradas.
Un día en aquel bosque lejano los animales que allí vivían decidieron hacer unos juegos deportivos e invitaron a todos los oseznos a participar, Caramelo entusiasmado se inscribió para participar en las carreras. El gran día había llegado y todos los preparativos estaban listos para iniciar con los juegos deportivos, Caramelo era el número once en aquella carrera, se prepararon, listos y dieron marcha a correr; Caramelo competía con otros 19 oseznos, en la meta se encontraban todas las mamás osas esperando, pero la mamá de Caramelo fue la que más esperó y esperó, ya todos los oseznos habían cruzado la línea de meta pero Caramelo no había llegado aún, así que mamá osa salió en su búsqueda y lo encontró a mitad de camino sentado, exhausto, fatigado, y sin aliento, llorando a más no poder; mamá osa sin vacilar lo llevo al oso pediatra y allá dieron con la causa de por qué Caramelo cayó rendido a mitad de la carrera.
Las golosinas, si exacto fueron las golosinas que comía en exceso Caramelo ¡eran demasiadas! Así que el oso pediatra le dijo a Caramelo que las golosinas solo se comían de vez en cuando, que lo que tenía que comer a diario eran las frutas, vegetales, hortalizas y proteínas. Así que Caramelo desde ese día solo comió golosinas de vez en cuando y todos los días comía muy juicioso todos sus vegetales.
Al año siguiente Caramelo compitió de nuevo en la carrera y para sorpresa de mamá osa Caramelo llegó de primero, ganando así la competencia y llevándose la medalla de oro, aprendiendo Caramelo una sabia lección "las golosinas saben delicioso pero no son buenas comerlas todo el tiempo", así Caramelo comiendo sus vegetales todos los días, se volvió el campeón de las carreras.
Fin
Autora: Ami Mojo
Autora: Ami Mojo
El Oso Goloso
Hace mucho tiempo, en un lejano bosque se encontraba un osezno muy goloso. Este osezno se llamaba Caramelo y al igual que su nombre solo le gustaban las golosinas, aunque mamá osa le decía todo el tiempo que no comiera tantos dulces, Caramelo nunca obedecía y solo comía cosas muy azucaradas.
Un día en aquel bosque lejano los animales que allí vivían decidieron hacer unos juegos deportivos e invitaron a todos los oseznos a participar, Caramelo entusiasmado se inscribió para participar en las carreras. El gran día había llegado y todos los preparativos estaban listos para iniciar con los juegos deportivos, Caramelo era el número once en aquella carrera, se prepararon, listos y dieron marcha a correr; Caramelo competía con otros 19 oseznos, en la meta se encontraban todas las mamás osas esperando, pero la mamá de Caramelo fue la que más esperó y esperó, ya todos los oseznos habían cruzado la línea de meta pero Caramelo no había llegado aún, así que mamá osa salió en su búsqueda y lo encontró a mitad de camino sentado, exhausto, fatigado, y sin aliento, llorando a más no poder; mamá osa sin vacilar lo llevo al oso pediatra y allá dieron con la causa de por qué Caramelo cayó rendido a mitad de la carrera.
Las golosinas, si exacto fueron las golosinas que comía en exceso Caramelo ¡eran demasiadas! Así que el oso pediatra le dijo a Caramelo que las golosinas solo se comían de vez en cuando, que lo que tenía que comer a diario eran las frutas, vegetales, hortalizas y proteínas. Así que Caramelo desde ese día solo comió golosinas de vez en cuando y todos los días comía muy juicioso todos sus vegetales.
Al año siguiente Caramelo compitió de nuevo en la carrera y para sorpresa de mamá osa Caramelo llegó de primero, ganando así la competencia y llevándose la medalla de oro, aprendiendo Caramelo una sabia lección "las golosinas saben delicioso pero no son buenas comerlas todo el tiempo", así Caramelo comiendo sus vegetales todos los días, se volvió el campeón de las carreras.
Fin
Autora: Ami Mojo
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